Gustavo Adolfo Bécquer debió de nacer en un momento inoportuno. O por lo menos eso se diría teniendo en cuenta su desdichada vida, en la que nada encaja. Además, se dedicó a escribir poemas y cuentos románticos cuando ya todos se habían cansado de tanto sentimentalismo y empezaban a triunfar las novelas realistas. No obstante, eso no le impidió ser uno de los mejores, aunque él nunca lo supo. Quizá para olvidar tanta miseria, en sus Leyendas se deja arrastrar a mundos de ruinas medievales, de amores imposibles, fantasmas, misterios, ojos verdes y rayos de luna. Para que entréis en contacto con la atmósfera de estas historias os propongo la lectura de Maese Pérez el Organista y os invito, por qué no, a echar un vistazo al resto.
«Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía! «
Anita, hay un premio para ti en mi blog: http://rinconprofele.blogspot.com.es/2013/06/one-lovely-blog-award.html